Edgar
Allan Poe fue un escritor estadounidense que murió a los 40 años, con un fuerte
renombre internacional es conocido como uno de los más extraordinarios cuentistas
de todos los tiempos y padre del género detectivesco.
Este
relato corto de terror es de los más violentos del autor. Un día Egaeus le pide
matrimonio a su prima Berenice pero ella se enferma gravemente cambiando su
aspecto físico, a excepción de sus dientes, luego ella muere y es enterrada.
Egaeus despierta de uno de sus períodos de aislamiento intelectual y no
recuerda lo ocurrido, un criado le dice que la tumba de Berenice ha sido profanada
y que ella, aún vive. El final de la historia no se dice, pero el lector
claramente se da cuenta de lo ocurrido.
“Un escalofrío helado recorrió mi
cuerpo; me oprimió una sensación de intolerable ansiedad; una curiosidad
devoradora invadió mi alma y, reclinándome en el asiento, permanecí un instante
sin respirar, inmóvil, con los ojos clavados en su persona. ¡Ay! Su delgadez
era excesiva, y ni un vestigio del ser primitivo asomaba en una sola línea del
contorno. Mis ardorosas miradas cayeron, por fin, en su rostro.
La frente era alta,
muy pálida, singularmente plácida; y el que en un tiempo fuera cabello de
azabache caía parcialmente sobre ella sombreando las hundidas sienes con
innumerables rizos, ahora de un rubio reluciente, que por su matiz fantástico
discordaban por completo con la melancolía dominante de su rostro. Sus ojos no
tenían vida ni brillo y parecían sin pupilas, y esquivé involuntariamente su
mirada vidriosa para contemplar los labios, finos y contraídos. Se
entreabrieron, y en una sonrisa de expresión peculiar los dientes de la
cambiada Berenice se revelaron lentamente a mis ojos. ¡Ojalá nunca los hubiera
visto o, después de verlos, hubiese muerto!”