Obviamente
tenía que hablar de esta joya, realmente una historia hermosa, llena de genialidad
y humor sano, es adictiva, no es aburrida en ningún momento y tiene muchos
temas para reflexión (amistad, envidia, valentía, entre otros). Con gusto volví
a leerlo para acordarme de los detalles y recordé lo fascinante que es.
Un hobbit
tranquilo, que vive en su acogedor agujero en la Comarca, un día sin esperárselo
vive una gran aventura. Maravillosos personajes aparecen a lo largo del relato,
me gusta pensar en los elfos, enanos, magos, animales que hablan, trolls y
otras fantásticas criaturas buenas o malas que hacen que nuestra imaginación se
dispare.
El
libro está dividido en 19 capítulos, no podía decidirme de cual parte tomar un
fragmento, pero al final pensé que como el objetivo era buscar al Dragón, la
verdad es que esta conversación es bastante simpática:
“-¡Bien, ladón! Te huelo y te siento.
Oigo cómo respiras. ¡Vamos! ¡Sírvete de nuevo, hay mucho y de sobra!
Pero Bilbo no era tan ignorante en
materia de dragones como para acercarse, y si Smaug esperaba conseguirlo con
tanta facilidad, quedó decepcionado. -¡No, gracias oh Smaug el Tremendo!
–replicó el hobbit-. No vine a buscar presentes. Solo deseaba echarte un
vistazo y ver si eras tan grande como en los cuentos. Yo no lo creía.
-¿Lo crees ahora? –dijo el dragón un
tanto halagado, pero escéptico.
-En verdad canciones y relatos quedan
del todo cortos frente a la realidad -¡oh Smaug, la Más Importante, la Más
Grande de las Calamidades!- replicó Bilbo.
-Tienes buenos modales para un ladrón y
un mentiroso –dijo el dragón-. Pareces familiarizado con mi nombre, pero no
creo haberte olido antes. ¿Quién eres y de dónde vienes, si puedo preguntar?
-¡Puedes, ya lo creo! Vengo de debajo
de la colina, y por debajo de las colinas y sobre las colinas me condujeron los
senderos. Y por el aire. Yo soy el que camina sin ser visto.
-Eso puedo creerlo –dijo Smaug-, pero
no me parece que te llamen así comúnmente.
-Yo soy el descubre-indicios, el
corta-telarañas, la mosca de aguijón. Fui elegido por el número de la suerte.
-¡Hermosos títulos! -se mofó el dragón-.
Pero los números de la suerte no siempre la traen.
-Yo soy el que entierra a sus amigos
vivos, y los ahoga y los saca vivos otra vez de las aguas. Yo vengo de una
bolsa cerrada, pero no he estado dentro de ninguna bolsa.
-Estos últimos ya no me suenan tan
verosímiles -se burló Smaug.
-Yo soy el amigo de los osos y el
invitado de las águilas. Yo soy el Ganador del Anillo y el Porta Fortuna; y yo
soy el jinete del Barril -prosiguió Bilbo comenzando a entusiasmarse con sus
acertijos.
-¡Eso está mejor! -dijo Smaug-. ¡Pero
no dejes que tu imaginación se desboque junto contigo!.”