Creo
que estaría de más hablar de un autor tan popular, sabemos que es un genio del
terror y que suele ser bastante creativo en Twitter.
Este
es un libro que no conocía y un día de tantos me lo prestaron, y definitivamente
no he perdido mi tiempo. Esta novela policíaca relata como un policía retirado
trata de capturar a un asesino y al mismo tiempo como ese asesino trata de
acabar con el policía retirado, y lo digo de esta forma porque así es la
narración, de manera intercalada se describen los movimientos de cada uno, lo
que genera mucha ansiedad y agitación a la vez.
La
tensión es constante, los personajes son fabulosos y la descripción es detallada
sin ser exagerada. Conocemos al asesino desde el inicio, pero a lo largo del
relato se nos explica las razones por las que es una persona mentalmente
inestable. Al inicio son atropelladas 8 personas, más adelante tendremos otros
fallecidos de manera cruel. Bill Hodges después de la jubilación no le
encuentra mucho sentido a la vida, sus días son frente al televisor, hasta que
Brady aparece dejándole claro que lo ha estado observando.
“—Aquí tienes —dice Brady, entregando a
Jerome los helados, que ojalá estuvieran aderezados con arsénico. O quizá con
warfarina. Si fuera esto último, se desangrarían por los ojos y las orejas y la
boca. Además de por el culo. Se imagina a todos los niños del Lado Oeste
soltando sus mochilas y sus preciados teléfonos móviles mientras la sangre mana
de todos sus orificios. ¡De ahí sí saldría una buena película de catástrofes!
Jerome le entrega un billete de diez, y
Brady, junto con el cambio, le da una galleta para el perro.
—Para Odell —dice.
—¡Gracias, señor! —contesta Barbara, y
da un lametón a su cucurucho de chocolate—. ¡Qué rico!
—Disfrútalo, cariño.
Conduce la camioneta de Mr. Tastey, y a
veces un Volkswagen para la Ciberpatrulla cuando hay algún servicio a
domicilio, pero este verano su verdadero trabajo será el inspector G. William Hodges
(ret.). Y asegurarse de que el inspector Hodges (ret.) hace uso de esa arma.
Brady se encamina de regreso a la
fábrica de helados Loeb para devolver la camioneta y ponerse la ropa de calle.
Respeta el límite de velocidad durante todo el recorrido.
Hombre precavido vale por dos.”
Nota:
Este es el primer libro de una trilogía y espero que sean tan buenos como este.