Tengo
sueño, pero terminé el libro y quiero compartir mi opinión. La historia se
centra en el Perú de la época de Fujimori, habla del terrorismo y periodismo
amarillista, de la diferencia en las clases sociales y la corrupción, igualmente
de las fantasías sexuales y el chantaje. Publicada en marzo del 2016 por la
editorial Alfaguara, el autor es el Premio Novel de Literatura del 2010.
Los
que no hemos vivido en un país con secuestros y con toque de queda pensamos que
eso solo sucede en las películas. El tener miedo por salir a la calle o saber
que un conocido fue brutalmente asesinado se vivió en el barrio de Cinco
Esquinas. Fue una injusticia lo que le hicieron al pobre de Juan Peineta, me da
tanto pesar que esté perdiendo la memoria y no recuerde ni quien era, la
ventaja es que no se acuerda del daño que le hicieron.
El
otro día iba en el tren y me tocó de pie, me puse a ver a las personas y pensar
que es muy probable que alguna de ellas hoy haya mentido o que le hayan
mentido, otra persona pudo haber engañado o ser engañada, además es probable
que alguna haya defraudado o la hayan defraudado, como si todos fueran
personajes de una novela, como en esta novela.
Me
gusta cuando hay un narrador omnisciente, sabe todo lo que sucede, incluso
habla de los pensamientos de los personajes (en la vida real muchos no somos
capaces ni de querer recordar ciertas cosas) y es capaz de avisarnos que algo está a punto de
suceder.
“Lo vio sacar el auto del garaje y
partir, haciéndole adiós, y ella le hizo también adiós desde detrás de la
cortina. Era un día gris y húmedo, de cielo encapotado de nubes plomizas, tan
feo que parecía presagiar algo siniestro. Chabela pensó apenada que faltaba
todavía tantos meses para que volviera el verano. Extrañó su casita de playa en
La Quipa, los baños en el mar, las largas caminatas en la arena. No había
dormido muy bien anoche, se sentía algo cansada. ¿Nadaría un poco en la piscina
de agua temperada? No, más bien se echaría otro rato en la cama. Subió a su
dormitorio, se quitó la bata y volvió a meterse entre las sábanas. Las cortinas
seguían corridas y había penumbra y un silencio profundo en toda la casa. Tenía
pilates y yoga a las diez de la mañana en el gimnasio, de manera que le quedaba
tiempo; cerró los ojos para dormitar un ratito más.”